viernes, 14 de marzo de 2014

GUANILA (Manifiesto)


"Las cabaras son como la gente, hay cabras mansas y cabras GUANILAS. 
Las cabras mansas son cabras de corral, las cabras guanilas son salvajes,  
no tienen marca, son libres, buscan las fuentes y abren caminos"

Tomás Pérez, pastor de Sabinosa, El Hierro


Ilusas las que creímos que éramos mujeres por una definición sexual. Ser mujer nunca ha sido tener útero, ovarios o vagina. Para definirnos como mujeres siempre se ha ido más allá, y ser mujer parecía significar todo aquello que nos decían que era -precisamente- ser mujer: que si el pelo largo y bien amarrado, la sensibilidad a flor de piel, los rasgos delicados, el instinto maternal, la voz de la prudencia y el sacrificio, mantenerse al margen, que te guste el color rosa, ser más baja que el hombre con el que te cases, que busques casarte, que te cases con un hombre, y sobre todas las cosas: que ames ser protegida...

Hace mucho tiempo que nos cuestionamos si ser mujer es ser ama de casa, buena madre o buena esposa, tener la comida lista para la cena y planchar camisas. Ya no nos creemos tan fácilmente que ser mujer es ser recatada y callada, no pretender tener orgasmos, que te gusten las flores, un suelo bien limpio y estar a disposición de los demás las 24hs del día como una gasolinera; las niñas con sus peluches y muñecos jugando a ser madres, repitiendo el rol eterno sin alternativa, encerradas en una habitación mientras miran por la ventana a quienes juegan a la pelota o andan en bicicleta.

No nos callamos más. No estamos más guapas calladas. No queremos más cadenas ni estéticas, ni políticas ni de ningún tipo.

Nos hemos desatado el pelo, estamos totalmente desmelenadas o con la cabeza rapada, o con unas canas hermosas que no pensamos teñirnos. Estamos en la linda búsqueda de otra forma de definirnos, otra identidad quizás, ¡u otro género!; dicen otras que ninguno, ninguna definición. Pero bueno, coincidimos todas seguramente en algo: en que queremos para siempre características que nos demos a nosotras mismas y jamás nada dado, ni una sola atribución que venga desde fuera, es decir, desde este sistema patriarcal y capitalista donde el macho heterosexual-rico dicta las órdenes que son obedecidas por el resto. Ya no queremos más órdenes. Ni leyes ni reglas sociales que nos mantengan mirando la diversión o la libertad por la ventana. Hemos abierto la ventana y el aire sopla fresco. Estamos tomando las riendas de nuestras vidas y no sabemos probablemente a donde nos lleve el tiempo, pero sí hay algo que tenemos claro: queremos trazar nuestro propio camino. Y que nadie intente interponerse, porque no lo permitiremos. No consentimos ni un parón más, ni un golpe más, ni un freno más, ni un sometimiento más. No queremos más la falsa protección que es en realidad una cárcel, no queremos más flores el 8 de marzo, no queremos más que nos digan que la agresividad, la rebeldía, la valentía o la fuerza son cosas de hombres, porque demostraremos lo contrario.

Amanecemos de una vez por todas dueñas y señoras de nuestros cuerpos, mujeres libres, guanilas, cabras salvajes, sin dueño ni destino, desde ahora y para siempre. 


[Manifiesto del Colectivo Feminista Guanila, 4 de noviembre del 2011]

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