Páginas

miércoles, 15 de febrero de 2017

COTIDIANIDADES [cuento]

Me despierto, me levanto de la cama con un ojo cerrado aún, camino torpemente hacia la cocina en busca de un café cargado, y en el salón allí está: la madrileña tomando mate. 

Me atraviesa una ternura migrante con pintitas de rabia: mi compañera de piso madrileña desayuna mate mientras yo, la uruguaya del grupo, me desperté soñando con un café. Madrequelaparió.

"¡Buenos días! Escribo sobre el cierre del Zoo de Montevideo", me dice con una sonrisa. Y mi patriotismo ya está por el suelo. Le faltaba estar escuchando a Zitarrosa o la Negra Sosa, y hubiera tenido ganado el pin de rioplatense oficial. 

Pero ese mate... ¡ay ese mate! No lo prepara a la uruguaya (ni siquiera sé si lo prepara a la argentina). Yerba pa'dentro, agua y chau. Al principio me ponía hasta nerviosa, porque las gentes de Uruguay somos muy estrictas con la preparación del mate (rozando el fanatismo religioso materil) y si algo se sale de nuestro modus operandi nos tiembla un ojo (¡no pongas la yerba así! ¡es mucha yerba! ¡esa agua está muy caliente para mojarlo! ¡no toques la bombilla!). Pero, he de reconocerlo: ¡a la madrileña le queda rico su mate caótico! 

Resulta que cada persona tiene su manera de preparar el mate y con el tiempo es identificable su sabor. Aunque dos personas usen la misma yerba, el mismo mate, la misma bombilla, cada quien tiene su marca, su sabor propio. Y la madrileña tiene el suyo, aunque -la verdad- le dura poco. Y es que cada dos por tres se le lava, y al pasarme el mate me avisa: "está aguado". "Está aguado" me dice, sin saber la risa que me provoca pensar en un mate no-aguado, ¡si el mate es agua nomás! ¿Un mate no-aguado sería yerba seca a secas? No se tomaría, se fumaría, y fijo que sería asqueroso. Pero nada, volviendo a lo importante: que aún no se aprende algunos conceptos básicos de la jerga matera. Por ejemplo ese, "mate lavado": mate que ya no sabe a nada. 

Total, que es tan buena compañera de mateada que, aunque ella tome esa sopa (otra manera de decir "mate lavado"), vuelve a prepararlo de nuevo, a sabiendas de que a mí me gusta el mate fuerte y recién hecho. Se toma el primero porque "El primero se lo toma quien sirve ¿no? Es cortesía" y esto sí que lo aprendió rapidísimo. 

Me olvido del café y tomamos mate amargo con su minitermo de medio litro (¡exasperante para cualquier yorugua!), que nos da pa 4 o 5 mates nomás, bueno, no ¡no seamos exageradas! 7 u 8 quizás... y yo pienso "Dios mío, ¿cuándo vamos a tener un termo decente en esta casa?" Prepara sus cosas, me deja el mate y se va a estudiar. Está obsesionada con la interseccionalidad. Tanto, que la lleva puesta.

Yo pongo a calentar más agua, que con ese minitermo no hay mate que dure una mañana, ni corazón que lo resista.

No hay comentarios:

Publicar un comentario