jueves, 28 de marzo de 2013

Gorda: relato de una epifanía

(Por M. Piñeyro)


A veces cuando dejás de mirarte un tiempo en el espejo te olvidás de como sos. Yo al menos, si todos los días no mirara unos pictogramas en las puertas de los baños que me dicen "entrá a este y no entres a este", quizás no recordaría todos los días que soy una mujer. Yo no me despierto todos los días y pienso: ¡buenos días, día! ¡soy mujer! Tampoco recuerdo nada más despertarme que no soy normal (o lo que esta sociedad considera normal). Si paso varios días sin mirarme al espejo -tanto el de mi cuarto como el social- pienso que estoy buenísima y me olvido de que soy gorda, de que tengo las tetas caídas, una teta bastante más grande que la otra, algún grano que otro en la cara, ojeras, gafas y un diente torcido. Me olvido que soy XXL, gorda, gorda, gorda… ¿¿¿gorda yo??? .. Ya me había olvidado otra vez… Es el espejo quien me lo recuerda. Es la sociedad la que me lo grita a pleno pulmón. Es el sistema que quiere que lo grabe a fuego y actúe en consecuencia. 

Todos los días al salir a la calle puedo sentir el escupitajo de la verdad en la cara: uf... un pollo muy desagradable. Antes siempre miraba esas tiendas de maniquís esqueléticas  (no quepo), esos zapatos de pie fino y tacones altos (no quepo), esos vestidos de noche de brillantes lentejuelas (no quepo), esas chaquetas vaqueras o de cuero (no quepo), esa ropa interior sexy de encaje o ligueros (no quepo), esas medias de rejilla a lo putona sexy (¡mieeerdaaa! - ¡No quepo!). Y tomaba consciencia de que (un día más) no sería la putona sexy de vestido de lentejuelas, medias de rejilla, tacones altos, pie fino, y chaqueta de cuero… En realidad ni siquiera sabía si quería serlo.. Ni si podría pagarlo... Pero quería tener la oportunidad -al menos- de decirle que "no" al escaparate. Y en eso me topaba con todas las ofertas de gimnasios, pastillas adelgazantes, tratamientos en farmacias y un sinfín de oportunidades para adelgazar (pagando) y llegaba a mi mente por millonésima vez en mi vida el pensamiento "quizás debiera hacer régimen"...


En realidad todos mis días son así. Todos los días el poder-mundo me grita: ¡NO CABÉS, GORDA!… Y sin embargo todos los días acá estoy... acá estoy... Y soy ese entorno que constituye desde la expulsión, desde ese espejo en el que se mira la “normal” y al ver mi reflejo piensa “uf, menos mal que NO-SOY-ESO”... acá estoy ante la mirada hostil y extraña, de repulsión y pena de los demás… acá estoy yo y soy ese cuerpo que nadie desea ni sueña, soy el cuerpo que poc@s quieren follar, el cuerpo que ninguna mujer quiere tener, esa que no cabe casi ni en el asiento del autobús.

Durante años aprendí a -intentar- disimular, pasar desapercibida, vestirme de negro, peinarme bien, pintarme la cara, intentar "arreglarme" en pos del éxito social…  a la par forjé todo lo posible ese interior deseable, que guste, porque pensaba:  ¿qué hacer si soy gorda y encima poco inteligente o una gorda sin sentido del humor? ¡Nadie me hablaría! ¡tendría el coño lleno de telarañas! ¡nadie sería mi amig@! … Ya saben que  la leyenda popular-urbana  dice que el interior  también importa, así que mejor tener algo ahí dentro por las dudas, dígase alma, dígase espíritu, dígase personalidad… bah, algo, qué se yo… por el camino casi dejo hasta mi ateísmo... porque seamos sinceras, no pasa nada si sos gorda pero graciosa, gorda pero inteligente, gorda pero elocuente, gorda pero pero pero pero... y ya se me viene otra vez en forma de ecos del pasado la hipocresía del "sos gordita (ese "ita" suavizador.. ¡arg!) pero simpática", "acéptate, mujer, que tú tienes lo tuyo", y yo pensando "¿¿¿qué será lo-mío???"


Pero, por suerte, todo tiene su final y  siempre llega el momento, el curioso e intenso instante en el que por fin lo ves todo claro: ¡¡¡y te dan unas ganas enormes de dinamitarlo todo!!! Un día pensás: ¡qué carajo! ¡me cago en todo! ¿quién coño es el poder, o la sociedad, o el sistema (que como dios, jesús y el espíritu santo son tres y uno a la vez) para decirme a mi que no me quiera? ¿para torturarme de esta forma? ¿¿para quitarme el derecho a amar lo que soy y quien soy?? ¿¿¿para quitarme el derecho a ser feliz??? ¡¡¡carajo!!! ¡¡¡acá estoy contra todo pronóstico rebelde frente a las leyes de la física y contra la maldita bañera de Arquímedes!!! Se acabó el intentar cambiar, intentar adaptarme, se acabó el sufrimiento por intentar caber. Se acabaron las súplicas por un salvoconducto al paraíso (que se lo metan donde les quepa el pseudoéxito). Me cansé de tanta parafernalia; de tanto adorno y tanto espectáculo bochornoso; de tanto maquillaje y de tanta falsedad rimbombante de risas obligadas e hipócritas; ¡¡de la felicidad en forma de edulcorante!!... Harta ya ¡¡joder!! harta de ser esta cebolla fundida y confundida, de tanta capa y capa tras capa tras capa, tantas capas que ya ni me acuerdo en dónde está o termina mi superficie y en dónde empieza la cáscara, la exterior,  la impuesta, la perfilada por la norma, la de la mirada serruchante de los demás, la que me dicta el poder día a día.


Menos mal que siempre llega el momento en que te dan ganas de romper la jodida cáscara, de romper  todas las capas (y más de una cara) y liberarte hasta hallarte lisa o rugosa o impermeable o llena de lunares de colores, pero auténticamente TÚ, auténticamente  YO… GORDA. Sí, ¡gorda!. Así, sin "ita".


Y cuando -muy a mi pesar y debido a la preponderancia del poder- vuelven los días de debilidad y no estoy fuerte (como debiera) frente al espejo personal y social, y flaqueo en mi lucha diaria contra el poderoso Imperio Estético del Mal, rezo mi oración personal auto-performativa: 


Mi cuerpo es un campo de batalla: un cuerpo sometido, un espacio restringido y coaccionado por la violencia del poder, un cuerpo que dice basta y se rebela, un cuerpo que transgrede y revoluciona.
“Aquí no hay una flaca llorando por salir, sólo soy yo gritando que tengo derecho a amar el cuerpo que tengo". He aquí la rebeldía: allá dónde el poder me dice que odie, yo amo; allá donde me dice que sólo hay fealdad, yo no veo más que belleza; allá donde me dice que me someta al consumo para modificar lo que soy y así alcanzar su estereotipo de belleza irreal y autoritario, yo le digo:
¡¡¡VETE A LA MIERDA!!!
 Yo soy yo. Gorda. Y no quiero caber en tu norma.
Mi última venganza es SER FELIZ.


* La frase "mi última venganza es ser feliz", ha sido inspirada en "nuestra venganza es ser felices", de Mujeres Creando, a través de "Memes Feministas".
* La frase "Aquí no hay una flaca llorando por salir, sólo soy yo gritando que tengo derecho a amar el cuerpo que tengo" ha sido sacada de un grafiti que se encuentra en el recomendadísimo blog: http://gordazine.tumblr.com/ 

lunes, 25 de marzo de 2013

Ciencia, sexismo y ganancias: la diarrea ideológica de la UE

 (Por M. Piñeyro)

Poder de constituir el dato mediante la enunciación, de hacer ver y hacer creer,
de confirmar o transformar la visión del mundo
y, por ende, la acción sobre el mundo (...)

El poder simbólico, Bourdieu


Con el fin de "incluir" a las mujeres en el mundo científico, la Unión Europea inició una campaña publicitaria con el siguiente anuncio (¡cuidado feministas!, este video puede herir sensibilidades y dar unas ganas locas de tirar el ordenador por la ventana):



Al mirar este anuncio publicitario de -por suerte para nuestra salud- menos de un minuto, lo primero que se hace evidente es que el mismo carece de texto. No hay texto alguno escrito y ni siquiera se pronuncia una palabra. Las únicas frases aparecen al final de la publicidad, y son el slogan de la campaña (Science: it's a girl thing) y la web de la Comisión Europea donde -antes de ser eliminado por las denuncias de usuarias/os- podía verse el anuncio.

Teniendo en cuenta todo esto, la conclusión es que sólo hay un sitio donde puede estar el mensaje del anuncio: en el diseño audiovisual.

> Lenguaje Audiovisual


El lenguaje audiovisual es el responsable de la creación de imágenes y secuencias en la publicidad. Este lenguaje utiliza una serie de códigos relacionados con la percepción. En nuestra vida diaria, todas somos consumidoras de imágenes, sin embargo nadie nos ha enseñado a descifrar el lenguaje audiovisual: lo percibimos y recibimos todas sus propiedades y connotaciones implícitas en su propia forma, careciendo de conocimientos sobre creatividad en publicidad, composición fotográfica, diseño, etc. Cada elemento que compone una imagen, relacionado con el lenguaje audiovisual, posee un mensaje: desde la posición de la cámara hasta el volumen del sonido o el color de fondo. En publicidad todo está planificado, determinado de antemano; sus elementos son escogidos conscientemente por un creativo publicitario con un fin en concreto, afirma Yrache Jiménez : la realidad es que la práctica totalidad de los elementos que componen una imagen fija o en movimiento, al ser percibidos por el espectador medio (más de un 99% sin lugar a dudas) lo hacen de modo inconsciente, sin ser identificados, dirigiéndose directamente a la corteza cerebral, evitando cualquier tipo de filtro previo y provocando una respuesta no consciente. (1)


> Análisis simbólico-crítico del anuncio

El mensaje del anuncio, como decíamos al principio, se encuentra implícito en el contenido visual, el cual en ocasiones -mantiene Yrache Jiménez-, es el más difícil de detectar. “La ciencia como cosa de chicas” la encontraremos entonces en los destellos visuales, los colores impactantes, la música activa y la belleza de las modelos escogidas para la ocasión, en un ambiente con poca luz y música electrónica en un volúmen alto, que más parece recordar a una discoteca que a un laboratorio o ambiente científico.

Es importante tener en cuenta el aspecto que presentan estas tres chicas protagonistas del anuncio: son delgadas y aparecen muy altas sobre unos zapatos de tacón que probablemente pocas podríamos llevar con elegancia. Están vestidas de punta en blanco, todas de minifalda. Maquilladas a la perfección, llevan los accesorios justos para dar una imagen concreta: mujer prototipo.

La aventura de estas jóvenes, que han elegido la ciencia como ocupación, comienza al acceder a lo que parece ser un laboratorio, mientras le lanzan una mirada de “aquí-estamos” al joven que se encuentran allí, que parece estar en medio de una investigación científica (2). Las chicas escapan del color azul que tiñe el espacio de trabajo del joven , cuando una de ellas encuentra una puerta, la abre y... ¡vaya sorpresa! ¡resulta que detrás de la puerta estaba la ciencia, esperando por las mujeres, escondida entre pompas de color rosa!

Una vez dentro del ambiente que hallaron al otro lado de la puerta -bañado de luz y purpurina en un despliegue de euforia que pretende describir el paraíso de las mujeres (3) - comienza la fiesta de comparaciones entre objetos científicos, instrumentos, investigaciones... con lo que supuestamente le gusta a toda mujer que se precie, maquillaje para la cara, laca de uñas, y todo tipo de utensilios relacionados con la cosmética y la estética personal: todos terminan mezclados en una fiesta de formas y distintos tonos de rojos y rosas, donde la ciencia se (con)funde con la cosmética.

La actitud de las chicas es de completa sorpresa y alegría, y constantemente muestran síntomas de estar pasándoselo en grande: ¡la ciencia puede ser divertida! (si la mezclas con maquillaje, que es lo que le gusta a todas las mujeres), y más aún, ¡la ciencia puede ser una cosa de chicas!

Por si fuera poco todo este conjunto de prejuicios, frivolidades y superficialidades adscritas al género femenino, no podía faltar el detalle caliente (4): en medio del desfile de imágenes de objetos científicos y otros objetos relacionados con lo que ellos llaman “cosas de chicas”, cuál es mi sorpresa al comprobar que como venida de la nada aparece una H gigante que ocupa media pantalla, siendo ocupada la otra mitad por una de las chicas en una pose muy sensual, muy hot. La H en la tabla periódica corresponde con el hidrógeno, un elemento altamente explosivo. Poco más se puede agregar a este punto que ¿no recuerda acaso al mito de la profesora o la enfermera sexy? Parece que una vez más se cae en el eterno estigma para con las mujeres, que sólo a través del componente sexual puede ser asumida en un trabajo profesional, de desarrollo científico o académico.


> Concepto de performatividad a modo de conclusión

Judith Butler hablará de performatividad a partir de la concepción de acto de habla de J.Austin (5) y su contenido realizativo o performativo. Austin mantiene que el lenguaje tiene un efecto en el receptor y por lo tanto creamos cosas con las palabras. La teórica feminista estadounidense, hablará de performatividad relacionando el efecto del lenguaje con el concepto de norma heredado de Michel Foucault: mantiene éste en Historia de la sexualidad que la norma se establece a través de los mecanismos del poder que actúan sobre nuestros cuerpos mediante regímenes de verdad que crean identidades. Precisamente, la reiteración en el tiempo de determinadas normas -que son dictadas por quienes detentan el poder- es lo que constituye la parte estable de la norma misma, la asimilación de la norma dictada como algo natural, propio del cuerpo. La conclusión es evidente: el lenguaje no describe la realidad, sino que la crea.

Judith Buler, en Deshacer el género llega a la conclusión de que el género es una categoría histórica, que está reglamentado a través de una serie de pautas culturales histórica y lingüísticamente construidas. Aceptar esto es entender el género como una forma cultural de configurar el cuerpo y las identidades (que vienen a ser lo mismo), que está abierto, a su vez, a una continua reforma. Los términos para designar el género nunca se establecen de una vez por todas, sino que están siempre en proceso de ser rehechos. Éste, lejos de ser una verdad anatómica o psicológica, es una ficción cultural; el efecto performativo de una repetición estilizada de actos que acaban naturalizándose y produciendo ilusión de sustancia. A través de las oraciones performativas el poder es capaz de producir aquello que nombra.

Cuando el poder nombra desde su posición privilegiada lo que es ser mujer y marca la norma, crea patrones de conducta, asimilación, entendimiento, elección, etc., sancionando a su vez, a aquello que no se adapte al patrón. Nos dice que esto es ser mujeres, y aquello no; que estos comportamientos son propios de las mujeres, y aquellos no. Por eso es preocupante este tipo de anuncio, emitido hacia todas las mujeres de Europa y el mundo desde el poder: porque no nos está diciendo que la ciencia puede ser una cosa de chicas, nos está diciendo -por el contrario- qué cosas son de chicas.

Y ¡vaya casualidad! Las cosas de chicas son principalmente la estética y la cosmética, que dejan ganancias anuales de millones y millones a las empresas que -nuevamente: ¡vaya casualidad!- son financiadoras de investigación en todas las universidades de la Unión Europea(6), desde que éstas abrieron sus puertas de par en par a la inversión privada después de la reforma universitaria conocida como Plan Bolonia o Espacio Europeo de Educación Superior (EEES).

Un business perfecto. Porque ellos lo valen.


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(1) YRACHE JIMÉNEZ Luis, GÉNERO Y COMUNICACIÓN: La imagen de la mujer y el hombre en publicidad, Madrid: Fundamentos, 2007.
(2) Cabe destacar que en sus escasos segundos de gloria, el chico aparece totalmente serio; cualidad relacionada con la
objetividad, la racionalidad o la posición de “sabio” que se le suele atribuir generalmente a los hombres, además, él si va vestido con los atuendos que podríamos relacionar con un laboratorio científico.
(3) Que quede bien resaltado: PRETENDE
(4) En lo que a publicidad se refiere, uno de los recursos simbólicos más utilizados es la mujer-objeto, mujer objeto de deseo (YRACHE JIMÉNEZ, Idem).
(5) Acto de habla: en la medida en que la relación entre los humanos es una relación social, una relación de comunicación, de intercambio de signos, el acto comunicativo produce (a través de sus efectos) la significación, siendo los significados los que conforman nuestra realidad.
(6) Cuando hablamos de inversiones privadas, debemos tener claro que quien invierte es quien decide luego el rumbo de las investigaciones, es decir, las empresas financiadoras deciden qué se investiga y qué no, cuáles investigaciones serán las financiadas; esto, evidentemente, respondiendo a criterios e intereses propios puesto que ¿qué empresa invierte dinero allá donde no va a obtener beneficios?


domingo, 17 de marzo de 2013

Empezamos.

Cuando alguien hace la típica preguntita de "¿por qué filosofía? ¿para qué sirve?" siempre recuerdo estas palabras de Alejandra Pizarnik:

La lucidez es un don y es un castigo. Está todo en la palabra. Lúcido viene de Lucifer, el arcángel rebelde, el demonio. Pero también se llama Lucifer el lucero del alba, la primera estrella, la más brillante, la última en apagarse. Lúcido viene de Lucifer y Lucifer viene de Luz y de Fergus, que quiere decir el que tiene luz, el que genera luz, el que trae la luz que permite la visión interior: el bien y el mal, todo junto, el placer y el dolor. La lucidez es dolor y el único placer que uno puede conocer, lo único que se parecerá remotamente a la alegría será el placer de ser consciente de la propia lucidez... 

Y la Filosofía es lucidez.