viernes, 27 de junio de 2014

Miedo.


Tenía 3 años la primera vez que me amenazaron con llamar a la policía: yo volvía caminando del Jardín de Infantes y paré en la casa de una señora a agarrar una flor de su jardín que me gustaba mucho; entonces un amigo tocó el timbre, ella salió y al verme gritó "¡sal de ahí! ¡voy a llamar a la policía!".

Pequeña e inocente, yo no sabía que no se va a la cárcel por robar una flor.

Recuerdo que pasé mucho tiempo asustada (no sabría decir si semanas, meses o años), y cada vez que oía una sirena, mientras jugaba en la calle, pensaba que era la policía que venía a buscarme, y salía corriendo despavorida a encerrarme en mi casa para que no me encontraran.

Ha pasado mucho tiempo desde entonces, pero cada vez que veo un patrullero de la policía -como ahora- vuelve el eco del pasado y la señora dueña del jardín -sin rostro ya- tiene una voz muy fuerte: "¡sal de ahí!¡voy a llamar a la policía!"

Ella tenía tantas flores en su jardín... Y yo... ¡yo sólo quería una flor para dársela a mi madre!

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