Tienen hijas, no tienen hijas. Se aman entre ellas. Son de
colores. Tienen cien amores y doscientos odios. Alimentaron a pueblos enteros.
Transmitieron conocimiento. Cuidaron, mimaron y curaron heridas. Dieron aliento
y lo quitaron. Reclamaron pan y libertad.
Se oyen sus voces. Se funden con las nuestras.
Vienen, codo a codo, de otros tiempos, otras montañas y
otros bosques. Se oyen las voces de esta esquina, de aquellos senderos, de otras
avenidas. Hablan desde las fábricas, las casas, los telares, los campos
sembrados, las huelgas indefinidas, la ciencia, las cárceles, las hogueras, las
revoluciones.
Se oyen sus voces. Se funden con las nuestras.
Retumban los ecos femeninos silenciados de la historia y
viajan por nuestros cuerpos, y fluyen hasta las manos, y ordenan a los dedos
que tecleen en contra del olvido. Es marzo. Y las oprimidas de la historia se
alzan en nuestra memoria.
Se oyen sus voces. Se funden con las nuestras.
[Texto escrito para "Tizziri Fanzzine" Nº2, publicación feminista de Canarias. Puedes leerlo completo aquí]
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