lunes, 15 de junio de 2015

UNA CUESTIÓN DE ACTITUD (?)

Leí hoy el artículo "Breve historia del fofisano y la gordibuena" de Beatriz Serrano, y tengo que reconocer que le encontré algo bueno y algo malo. ¿Lo bueno? Me pareció un resumen genial, que dio en las claves ideológicas de cada postura en torno a estos términos y dejó abiertos los interrogantes necesarios. ¿Lo malo? Despierta en mí el monstruo de la gordibuena que me persigue como el fantasma del amor verdadero en una comedia americana y vuelvo a arder cuando leo que Weloversize afirma que ser "gordibuena" es una cuestión de actitud... Me vienen a la mente tooooodas las personas que me han dicho eso a lo largo de mi vida y también todas las que me lo repiten a diario. Se me despierta la bestia y nace la necesidad de escribir este post.


[Advertencia: las siguientes palabras vienen llenas de bronca y frustración. No voy a ser políticamente correcta. No voy a ser filosóficamente correcta. Voy a ser vulgar. Y voy a ser rabiosamente sincera y digna del barrio que me parió.]





Como dice la imagen que encabeza este post "Me comí tantos versos que puedo cagar un libro de poemas". En mi país, Uruguay, "comer versos", es comerte palabras que suenan muy bonitas pero están totalmente vacías de contenido o simplemente son mentiras. Esto es lo que siento con los discursitos facilones de “la actitud” o el “¡tú quiérete chica!”.

¿¿¿En serio nos van a seguir hablando de ACTITUD y reducir todo a una supuesta "voluntad personal mágica"???

Desde pequeña, cuando aún la gordofobia no tenía nombre para mí y la experimentaba sin poder definirla o señalarla, tenía una sensación extraña cuando al hablar de mi dolor la gente me decía que yo era la única responsable de mi autoestima baja. Hoy me sigue pasando lo mismo: cada vez que alguien me invita a “quererme y aceptarme como soy” se enciende una llamita en mi interior estomacal que va creciendo a toda velocidad por mi pecho en dirección hacia mi boca y escupo fuego como una dragona descontrolada. Sí. Me enciendo. Magda is on fire.

¿¿¿Pero qué le pasa a la gente??? Llevamos dos años con esto de Stop Gordofobia (y tantas otras páginas con la misma labor) señalando las raíces, los factores y las consecuencias de la gordofobia y siguen soltándonos a lxs gordxs la frase más simple, estúpida y hueca del mundo: “ES UNA CUESTIÓN DE ACTITUD”. ¿¿¿Es que se creen que somos idiotas??? ¿¿¿Qué si tuviéramos la clave para estar seguras de nosotras mismas no lo habríamos hecho ya??? ¡¡¡por favor!!! ¡¡¡las cosas son más complejas!!!

Vivimos en un mundo capitalista que ha cosificado el cuerpo y lo ha convertido en una mercancía de intercambio más, al cual se le atribuye un valor concreto en base a sus cualidades. Vivimos en un mundo heteropatriarcal cuyas exigencias estéticas para con las mujeres son cada vez más agudas e imposibles de cumplir. Los trastornos de conducta alimenticia están afectando a gente cada vez más joven (hay casos de niñas de entre 6 y 8 años). Recibimos alrededor de 10.000 anuncios publicitarios al día que nos dicen -entre otras cosas- que nuestros cuerpos son una mierda.  La gente gorda caminamos por la calle y somos insultadas de las formas más diversas y poco originales que puedan imaginar. También vivimos situaciones de discriminación laboral, familiar, sexual, amorosa; en el transporte público, en las consultas médicas; en la tele, en la radio, los periódicos, el cine... día a día se nos machaca la autoestima, la seguridad en nosotras mismas, el amor propio... 

¿¿¿En serio nos van a seguir hablando de ACTITUD y reducir todo a una supuesta "voluntad personal mágica"???

Tenía 8 años la primera vez que me dio vergüenza desnudarme en público para meterme a una piscina y 27 la última. Tenía 12 años la primera vez que un chico me dijo “si fueras flaca sería tu novio” y 26 la última. Tenía 13 cuando escuché en la calle el primer “Gorda asquerosaaaaa” desde un auto lleno de hombres que pretendía insultarme con mi cualidad física más notable y recuerdo más de un "daleee gorrdaaaa" mientras cruzaba la calle por la zona de peatones... Tenía 17 años la primera vez que me acosté con un tipo que me dijo “si fueras flaca saldría contigo” y a los 20 oí por primera vez “no se me pone dura porque no me pones”. Toda mi vida fui la gorda del grupo, la gorda de la familia, la gorda de la clase. Visité mi primera nutricionista a los 15, la última con 19 años... con todas terminé engordando (un total de 15kg de mi peso inicial), aunque la última fue la que más me traumatizó, después de decirme en consulta que estaba enferma (porque era gorda). He vivido en un odio propio constante desde los 8 años aprox. alimentado por estas y otras experiencias; un sinfín de humillaciones que se han ido repitiendo incesantemente; horas y horas de un jodido bucle gordofóbico... Y sé que no soy la única.

Desperté de mi letargo justamente el día en que me di cuenta de que no era la única: una señora desconocida se puso a llorar a mi lado en el tranvía porque unos chicos la habían llamado gorda en la calle (de esto hace ya unos tres años). Montamos Stop Gordofobia y descubrimos que éramos miles y miles, cada cual con su historia personal, pero similar a las de los demás. 

La última vez que vi llorar a alguien por estas cuestiones fue la semana pasada -en un taller de Stop Gordofobia-, una niña de 17 años. La última vez que yo misma lloré fue ayer, al leer en el Twitter a una compa que nos contaba que su hermana de 9 años le dijo llorando que no quiere ir más al colegio porque en el vestuario la llaman gorda.

¿¿¿En serio nos van a seguir hablando de ACTITUD y reducir todo a una supuesta "voluntad personal mágica"???

Extender esta petición de “actitud” a la gente gorda como una forma de salir de nuestras bajas autoestimas o situaciones dolorosas por la discriminación gordofóbica y el estigma que sufrimos a diario sobre nuestros cuerpos es obviar el contexto social de la propia discriminación. Esto nos lleva hacia un callejón sin salida que se detiene en otro estigma: un segundo estigma, porque, si no nos bastaba con sufrir el estigma de la gordura, ahora también sufrimos el de ser los y las gilipollas que son incapaces de quererse o estar seguros de sí mismos, porque ¡ey! DEPENDE DE TI, ES UNA CUESTIÓN DE ACTITUD. 

Una cosa es apostar por el amor corporal como un derecho de todas/os, otra muy distinta es decir que si no lo tienes es porque te falta actitud.

Dejen de señalarnos como únicas/os responsables de nuestra situación (de ser gordxs, de no adelgazar, y ahora también de no querernos). Dejen de tirarnos la culpa encima. La opresión (gordofóbica) es algo colectivo, político, complejo y estructural cuyas jerarquías, omnipresencias, privilegios, violencias y otras innumerables consecuencias son dignas de ser estudiadas, analizadas y combatidas. Esto no es algo que pueda romperse con un verso facilón de filosofía barata de esos que llevamos comiéndonos toda la jodida vida y que seguimos cagando sin mayores trascendencias.

Hay muchos motivos por los que una persona puede ser gorda, pero hay un solo motivo por el que la gente gorda tiene la autoestima baja y sufre… y se llama GORDOFOBIA.  

2 comentarios:

  1. Estoy de acuerdo con lo que planteas respecto a la gordofobia, pero creo que el tema de la "actitud" pasa más por no supeditar la auto-estima a los patrones culturales imperantes. Te invito a leer esta columna de otro blog donde se exploran las bases de por qué nos interesa la opinión ajena:
    http://waitbutwhy.com/2014/06/taming-mammoth-let-peoples-opinions-run-life.html

    Saludos :)

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  2. En realidad sí que podríamos hablar de una cuestión de actitud, pero de la actitud de las demás. O más bien la educación. Sería un buen primer paso que la gente alrededor de una persona gorda aprendiera a callarse la boca cuando toca, y a no repetir los discursos gordofóbicos o gordibuenos. Los últimos me molestan más últimamente, porque me dejan más perpleja: como cuando te reafirman (y por dentro suspiran). Como cuando tú expresas que te sientes segura y atractiva y no te sueltan un ¡pues qué guay tía, así ha de ser siempre! No. Te dicen: "Más donde agarrarse" o cualquier otra cosa que no hace falta que me cuenten. Pero es que la gente siempre tiene que comentar, no saben escuchar y punto. Y no saben vivir y dejar vivir y punto. Ay... Hay tantas cosas sobre las que podríamos hablar. Tantas apreciaciones "simpáticas", "positivas", etc. que mamma mía.

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