Esto
no va por nadie y va por todas.
Demisexual.
Suena raro. Mucha gente no sabe lo que significa esta palabra y te mira con cara
de signo de interrogación cuando la pronuncias.
Demi-prefijo
medio, sexual-pues eso. Estamos en el medio. No somos asexuales. No
somos alosexuales (los “normales”... la norma, vamos). Estamos en
el medio. En el medio de sentir atracción sexual y de no sentirla.
No
me acuerdo cómo encontré esta definición, pero es una herramienta
que me salvó (de alguna manera). Me sirvió para explicar muchas
cosas que pasaban dentro de mí y no entendía por qué. Yo no
sentía (ni siento) atracción sexual fácilmente por la gente y no
me follaba a tó cristo como mis amiguis (que ¡ole su coño!),
entonces pensaba que era rara, que había algo mal en mí, que
fallaba, que mi relación con el sexo quizás estaba mediada por el
trauma de circunstancias de mi pasado, no sé, ALGO. Preguntas,
preguntas, preguntas... y me encontré con esta etiqueta: demisexual.
O sea, que no sólo no follo con cualquiera porque soy gorda y no
suelo gustarle a todo el mundo (importante), tampoco follo con
cualquiera porque mi libido no funciona si no hay algún tipo de
química/conexión/vínculo con las personas. Soy demisexual.
Demisexualidad.
Fotografía de la bandera demisexual. Realizada en Tenerife por Joss Cabrera, activista bisexual y trans no binarie. |
Demisexuales
somos quienes necesitamos algún tipo de vínculo o lazo para
relacionarnos sexualmente con alguien. Una vez que está el lazo va
todo sobre ruedas. Pero necesitamos el lazo.
Hay
muchos grados o tamaños de lazos según he podido comprobar
conversando con otrxs demis. Hay gente que necesita un lazo tamaño
batamanta que le envuelva por completo, hay quienes se bastan con un
lacito de hilo (pero que haya hilo sí o sí, conste), y otrxs
quienes rara vez encuentran lazo, aunque la cosa vaya más allá del tamaño
que éste pueda tener. Necesitar un vínculo significa que, por lo
general, no follamos con gente desconocida. No por principio
político, por moral o celibato, sino porque no nos ponen. No nos
excita un cuerpo cualquiera, no nos enciende. Nos enciende otra cosa que no se mueve tanto por la superficie como por unas capas más
profundas. En mi caso, me enciende la conversación, a otrxs les
encenderá otra cosa. Lo importante: no lo decidimos nosotrxs, es
nuestra mente, nuestra sexualidad que funciona así. Creánme: no depende de nosotrxs, yo misma he intentado con ahínco no ser así... pero soy así. Es como un
interruptor on/off en nuestra cabeza que sólo se enciende en
determinadas circunstancias. Por explicarlo de otra manera: cualquier
humano de la calle es para mí como los perros o los gatos o
cualquier otro animal: puede parecerme bello o feo, puede darme
miedo, ternura o producirme curiosidad... pero ninguno me pone; no
hasta que le conozco (al animal humano, obviamente xD).
En la mayoría de los casos nuestras relaciones empiezan como una amistad. Luego puede que la amistad derive en una noche o en muchas noches de sexo, en una relación sexoafectiva larga o corta, abierta o cerrada, o puede que acabemos en nada también, y seamos muy amiguis, lo cual también es maravilloso.(2)
En la mayoría de los casos nuestras relaciones empiezan como una amistad. Luego puede que la amistad derive en una noche o en muchas noches de sexo, en una relación sexoafectiva larga o corta, abierta o cerrada, o puede que acabemos en nada también, y seamos muy amiguis, lo cual también es maravilloso.(2)
Reacciones
alosexuales
Cuando
me he nombrado así delante de la gente (amiguis, familia, personas
que me gustan, etc.) he tenido de todo tipo de reacciones.
Por
un lado, siempre están las de “¡Ay no! ¡Stop etiquetas!”, y mi
respuesta es obvia: si no quieres más etiquetas no las asumas, pero
a mí déjame, que me gusta y me ayuda. Por
otro lado están quienes sienten curiosidad y preguntan, o quienes enseguida se ponen googlear para cotillear, o quienes te dicen con una sonrisota: "¡Yo también lo soy!".
Y por último están quienes se asustan. Sí... se asustan y huyen.
Y por último están quienes se asustan. Sí... se asustan y huyen.
La
verdad es que no hay mucha info sobre este tema, así que la mayoría
de la gente no conoce este término y si lo conoce sabe poco al
respecto. Encima hay mucha confusión, pues en los sitios de internet en los que he
leído sobre demisexualidad se habla de “necesidad de vínculo, sobre todo
romántico”, cosa que no es del todo cierta, y también depende de
lo que entendamos por “romántico” (sobre todo si somos
feministas y hemos pasado horas, meses o años hablando de
deconstruir lo romántico) así que la cosa se complica más y más y
más... Y sí, hay gente que se asusta y huye de nosotrxs, pensando
que cuando hablas de demisexualidad les estás hablando de celibato,
o de que estás enamorada de ella (o quieres estarlo) o que quieres
casarte con ella y tener hijitxs, etc. En cualquier caso, creo que
esta huida envuelta en llamas de miedo se mueve entre la
desinformación y el pánico total de nuestra sociedad a hablar de
afectos. Es pronunciar la palabra “vínculo” y la gente sale
corriendo. A veces creo, sinceramente, que esta sociedad
individualista neoliberal, que ha borrado del mapa la
interdependencia humana, nos ha convertido o nos está convirtiendo,
de alguna manera, en unos seres castrados emocionalmente.
Sociedad
hipersexualizada y mercadeo corporal.
En
los movimientos feministas nos pasamos la vida hablando de libertad
sexual, cuidados y de la “revolución de los afectos”, pero
todavía no les he visto prácticamente en ningún lado. Y conste que
pretendo que esta sea una crítica constructiva.
Lo
que he visto en los movimientos feministas (y entre mis amiguis) es
una libertad sexual mediada por el consumo de cuerpos, y la mayoría
de las veces cuerpos normativos (olvídate de la libertad sexual si
eres gordx, racializadx, discapacitadx, neurodivergente, etc.); he visto cómo el
poliamor -en algunos casos- se convertía en un cúmulo de polvos sin afectos ni
cuidados (ni siquiera cuando alguna de las partes lo demandaba) al
más puro estilo neoliberal(3); he visto cómo las noches y los encuentros se centran en ligar y cómo te tratan de petarda si rechazas follar con alguien a quien le gustas; he visto cómo te ves obligada a follar
mucho y con muchxs porque si no follas no eres nadie (porque el sexo
es la vara de medirte en la sociedad hipersexualizada), y cómo
fardaban algunxs compas de haber follado con estx o con otrx (un
cuerpo “atractivo”, de alta puntuación en la escala de medir los
cuerpos); he visto cómo nos hemos llegado a sentir una mierda muchxs
por no entrar en este mercadeo; he visto incluso depresiones por no
entrar en este mercadeo o por saberse muy abajo en la escala que mide
los cuerpos follables... ¿Y los afectos? ¿Y los cuidados? … #mec!
No
sé en qué momento nos centramos tanto en el cuerpo que nos terminamos olvidando de la identidad de ese cuerpo.
Con
esto, obviamente, no estoy rompiendo una lanza por la bandera
demisexual. Estoy diciendo que la libertad sexual, entendida como viene siendo entendida hasta ahora, no tiene hueco para los cuerpos no
normativos (gordxs, racializadxs, discapacitadxs, neurodivergentes, etc.) ni para ciertas sexualidades no normativas como podemos
ser las demisexuales y las asexuales, ni siquiera en los espacios feministas o LGTBIQ.
Estoy
diciendo que esta sociedad hipersexualizada y de mercadeo corporal es
hostil hacia las que necesitamos cierto contacto o vínculo para
sentir atracción sexual, y muchas veces nuestro intento de
crear/mantener vínculo emocional se entiende como enamoramiento,
expectativas, etc., todo lo que está MAL visto en esta sociedad del
aquitepilloaquitematomañananomeacuerdo que llamamos "libertad
sexual". ¿Honestamente? Creo que
estamos llamando “alternativo” o “libertad sexual” a un
comportamiento que es igual de capitalista y heteropatriarcal que
siempre, solo que ahora va con cresta y septum. Y en esto me incluyo. Y me da
rabia. Mucha. Porque se nos ha colado y nos ha calado profundo.
Estos
días me encontré un nuevo video clip de Sudor Marika (de quienes soy
superfan y me sé de memoria todo su disco “Yeguas de la Apocalipsis”), que se llama “la ex de mi ex”, y es una oda al poliamor
lésbico... todas las pibas que salen en el videoclip son
bolloflacas. Sudor Marika tiene un videoclip anterior a éste (de la canción “Las invertidas”)
donde hace apología a la diversidad sexual, corporal,
identitaria... Sin embargo, ésta desaparece cuando se habla de poliamor. Parece que la subversión amorosa es sólo para
cuerpos normativos, y la apología de la diversidad no llega a la
cama.
¿Dónde está o hasta dónde está llegando, entonces, el cuestionamiento del deseo en los movimientos feministas y LGTBIQ? Y mejor aún: ¿hasta dónde queremos que llegue?
Conclusión
¿Dónde está o hasta dónde está llegando, entonces, el cuestionamiento del deseo en los movimientos feministas y LGTBIQ? Y mejor aún: ¿hasta dónde queremos que llegue?
Conclusión
Hace
mucho tiempo que tengo la sensación de que a pesar de que en los
feminismos hablamos de cuidados y afectos, les tememos.. tememos al
cariño, a las emociones, a los vínculos, a la interdependencia...
estoy segura que más de unx pensará “mirá la mierda rosa que ha
escrito magda en su blog, se nos puso romántica”, y otras que
-como ya en otras ocasiones me ha pasado- me felicitarán por mi
“valentía” por hablar de estas cosas de las que nadie quiere
hablar, porque ¡oye! ¡qué mal queda no entrar en el mercadeo! ¡qué
valor para hablar de esto! ¡y más aún para criticarlo! ¡aburrida!
¡criticona! ¡puritana! ¡sosa! ¡frígida! (¡uy! de repente tengo ciertas
reminiscencias machistas... #mec!).
Ojalá
algún día encontremos un concepto de libertad que vaya más allá
del concepto individualista de libertad; ojalá algún día sepamos incluir a
todos los cuerpos e identidades en la libertad sexual; ojalá algún
día sepamos practicar amores libres y no neoliberales; ojalá algún
día dejemos de temer a los afectos; ojalá algún día deje de girar
todo en torno al sexo.
Cierro
con una anécdota que creo que lo resume todo: al finalizar la
gira de presentación de mi libro, producto de dos años de activismo
gordo e investigación que me llevó a recorrer casi todo el Estado
español durante un mes para hablar sobre gordofobia y machismo en un
total de 30 presentaciones con cientos de personas, hubo gente que me preguntó: “¿y
follaste mucho?”
______________
(1) Mi amiga Gabriela me ha hecho unas críticas constructivas a este texto, por eso he decidido actualizarlo, sobre todo para aclarar que mi postura sobre el mercadeo corporal capitalista heteropatriarcal se nos ha colado en espacios supuestamente alternativos o disidentes no se reduce a las relaciones poliamorosas, sino que también está filtrado -obviamente- en las relaciones sexoafectivas hegemónicas o más normativas (monogamias cerradas, monogamias abiertas, etc.).
(2) Llegadas a este punto, ya que estamos con el tema de las relaciones sexoafectivas, decir que en lo que respecta a las relaciones abiertas, poliamorosas, etc., lxs demisexuales y alosexuales no jugamos con las mismas cartas, por lo que creo que éste debería ser un factor más a tener en cuenta a la hora de negociar las bases de la relación.
(3) entendidas como individualidades que tienen un contrato en libertad y no como partes de un todo social que se relacionan en compleja interdependencia.
(2) Llegadas a este punto, ya que estamos con el tema de las relaciones sexoafectivas, decir que en lo que respecta a las relaciones abiertas, poliamorosas, etc., lxs demisexuales y alosexuales no jugamos con las mismas cartas, por lo que creo que éste debería ser un factor más a tener en cuenta a la hora de negociar las bases de la relación.
(3) entendidas como individualidades que tienen un contrato en libertad y no como partes de un todo social que se relacionan en compleja interdependencia.
No estoy de acuerdo del todo. En esta vida te encuentras con personas de todo tipo, a veces bueno y a veces malo. Después de tener muchas experiencias insatisfactorias, me di cuenta que el problema era donde estaba conociendo a estas personas o de la manera que se producía el ritual de apareamiento (con alcohol, drogas y otros de por medio). Acabé conociendo a mi marido en una app de folleteo ( lugar trágico de la humanidad) y fue una conexión instantánea. No estoy aconsejando ir corriendo a descargarse la app y buscar allí al amor de tu vida, simplemente, él era la persona adecuada para mí. Ahora, no había ni alcohol, ni drogas ni folleteo implícito;tras una media hora de charla trivial nos conocimos y surgió la chispa. Yo no me considero demisexual, pero siempre he necesitado una mínima correspondencia o empatía con la otra persona para meterme en la cama. No os desesperéis, todo llega
ResponderEliminarEl texto justamente dice q si no te sentís cómode con las etiquetas, no las asumas... Pero segun la descripción tendrías esa tendencia ya que necesitas establecer un vinculo menos superfluo, que solo la estetica, para tener abierto interes por alguien. Necesitar una empatia y concordancia en algunos aspectos para tener un deseo sexual no te hace menos, ni mas necesitada... Hay mucha variedad de atracción, necesitar un indicio de semejanza, no es ser la boba romamticona que se quiere casar con cualquiera q se garcha... Es un impulso de la libido... Básicamente es q te caliente lo interesante de la persona, con quien q podes alinearte para tener deseo
EliminarPues a mí me pareces una crack y una valiente, y le has dado un meneo a mi cabeza en este aspecto. Me ha encantado. Quiero saber más!!!!
ResponderEliminarIncreíble...
ResponderEliminarRecién descubri este concepto y me ha salvado la vida (por lo menos la cordura). Siempre me sentí extraña por mi falta de interes sexual y aunque lo atribuia a mi educación y firmes valores morales aun asi me sentia diferente a los demas. Despues de que mi pareja de años mostrara un fuerte cambio de comportamiento machista el lazo se rompio y deje de sentir interes sexual y me acusó de ser infiel y jamas me creyó que solo se apagó el interruptor. Yo misma llegué a dudarde mi y llenarme de inseguridades. Y entre mas se de este tema mas me identifico y ya no me siento rara, ahora se que es lo que me pasa. ��
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