viernes, 17 de octubre de 2014

Aliados sí, pero no así: la toma fundamental del espacio público




Ya por la época de los griegos (siendo muy generalistas: espacio y tiempo de nacimiento de la “democracia”), los hombres definieron quiénes podían acceder al espacio político de las decisiones: los hombres, adultos, ciudadanos, libres. Quedaban así por fuera las mujeres, los niños y niñas, los extranjeros y los esclavos. Esta simple idea inicial ilustra a la perfección lo que vamos a exponer a continuación.




Cuando desde los feminismos hablamos de la división del espacio público y el privado, hacemos referencia al conocido como “pacto” burgués de la división del trabajo (que de “pacto” tiene poco), que define a la mujer del hogar y al hombre trabajador de la fábrica como organización básica de la familia, el capitalismo y el Estado (todo bien ordenadito y todxs obedientes, que con caos no hay productividad).

Pero además, cuando las feministas reclamamos el espacio público (ese negado a mujeres, niñxs, esclavxs y extranjerxs desde los griegos) también reclamamos otras muchas cosas. Cuando hablamos de tomar el espacio público, hablamos de tomar TODOS los escenarios: el escenario musical, el político, la calle, el discursivo, el del trabajo, el revolucionario, etc. Tomar esa voz que se nos ha quitado desde tiempos remotos. Pero aún más: las recientes luchas de carácter “corporal”, es decir, desde la diversidad corporal, han dado un salto muy grande y reconocido que personas como –por ejemplo- las de diversidad funcional, las trans, o las gordas, estamos encima invisibilizadas en cuanto a la “imagen”: es decir, NO EXISTIMOS EN ABSOLUTO. Carecemos completamente de representatividad, no nos encuentras en ningún lado (películas, música, publicidad, etc); por ello, se ha sumado a esta “toma del espacio público” (en el concepto amplio antes explicado) la toma de la IMAGEN por parte de los cuerpos disidentes. Colectivos trans, antigordofóbicos y anticapacitistas, hemos decidido dar un paso adelante y, con las redes sociales como herramienta, iniciar diversas y amplias campañas por la visibilización de nuestros cuerpos no-normativos.

Como administradorxs de Stop Gordofobia, queremos decir que –en nuestro caso, en nuestra experiencia- las campañas por la visibilización de otros cuerpos y otras bellezas han tenido dos efectos a resaltar y consecuencias respectivamente:

1. Las personas que participan mayoritariamente son mujeres

2. Las personas que participan no son todas “gordas”.
 

Creemos que en cuanto al primer caso está claro que desde los ámbitos feministas y antigordofóbicos se está contribuyendo al empoderamiento de las mujeres y las ganas de “salir del armario” se reflejan en la cantidad de fotos que se nos envían (incluidas frases subversivas en ellas ¡yeah! <3). En el segundo caso es más complicado, pues muchas de las chicas que nos han enviado fotos son consideradas “delgadas” por muchas otras participantes de la página, y los debates han sido muy duros: muchas de ellas estaban pasando por un proceso de empoderamiento de su cuerpo desde la superación de sus Trastorno de la Conducta Alimentaria (TCA), ¿con qué derecho decirles qué son o qué no son? Con todo, al final concluimos que, por un lado, es necesaria nuestra visibilización y toma del espacio público como mujeres y como mujeres que se consideran no-normativas o, más bien, desobedientes de la norma estética; y por otro lado, que no podemos definir (o por ahora no lo hemos logrado) qué es ser gorda, pues parece que ser gorda (ahora mismo) es ese amplio espectro que queda fuera de la mitificada 90-60-90.

Un caso distinto al nuestro es el de la reciente campaña promovida por las compis de Arketipa. En su campaña –la cual nos encanta- han participado más hombres que en las nuestras, pero, sin embargo, no todos son hombres gordos, de hecho son muy pocos los hombres gordos que han participado lo cual debería provocarnos cuanto menos una reflexión al respecto. 


¿Con esta puntualización que queremos decir?

 
Volvamos a quién define el espacio público y para quién está disponible. Y recordemos cuál es el motivo de las campañas de cuerpos disidentes: mostrar lo no-normativo, lo diverso, lo invisibilizado. En este grupo (bastante amplio) no entran los hombres delgados o fibrados pues no sufren las estigmatizaciones del cuerpo invisibilizado por el patriarcado (el de las mujeres en un sentido amplio) o el estigmatizado por salirse de la norma (trans, gordxs, reglosas, peludas, personas de diversidad funcional,   etc.). Todo lo contrario: los hombres con cuerpos muy cercanos a la norma estética imperante gozan de muchísimos privilegios al estar en la cúspide de esa pirámide que los cánones de belleza nos imponen y que nos divide en guapas y feas.

No se nos entienda mal: ni queremos criticar la campaña de las compañeras (pues es imposible controlar quiénes envían las fotos, y suponemos que al igual que nosotrxs en Stop Gordofobia, nunca censurarían a nadie) ni pretendemos definir lo no-normativo; al contrario: queremos señalar lo normativo. Y lo normativo en esta sociedad heteropatriarcal es ser hombre, blanco, cisgénero, heterosexual, delgado, fibrado… con su correspondiente privilegio de visibilización y “propiedad” del espacio público. Por eso compas que enviaron sus fotos a la campaña de Arketipa (y desde la conciencia de que ustedes seguro tendrán otras opresiones, no lo negamos) les agradeceríamos que reflexionaran sobre el protagonismo que adquiere la visibilización de sus cuerpos frente a los otros y del privilegio que ello supone. No porque no puedan disfrutar de sus cuerpos, no porque no puedan apoyar la campaña, o defenderla (cosa que estamos completamente seguras que sí), sino porque mientras ustedes, privilegiados, sigan tomando el espacio público y de visibilización (y aún más en los espacios de disidencia y reivindicación que estamos construyendo) no podremos entrar nosotrxs, empoderadxs y triunfales, o al menos, no del todo. No pronunciamos este discurso desde el odio, la flacofobia o el victimismo (pese a que muchxs intenten deslegitimarlo desde esas lógicas), pues sabemos no sólo que ese no es el camino que nos llevaría a la victoria en nuestra batalla frente a la gordofobia, sino porque sabemos perfectamente que una gran parte de ese cambio también radica en nosotrxs mismxs (y estamos en ello, con mayor o menor éxito, con mayor o menor dolor durante el proceso, con sus idas y venidas, con sus incoherencias, pero estamos en el camino). Pero debemos decirlo: al igual que hay muchos hombres feministas que se empiezan a trabajar esos privilegios de género en espacios de trabajo en pro de potenciar ambientes mucho más sanos e igualitarios respecto a su compañerxs intentando no asumir siempre el turno de palabra, no alargando sus intervenciones, dejando a un lado la agresividad, no elevando el tono de voz... pedimos lo mismo respecto a sus cuerpos. No por paternalismo hacia nosotrxs, no por caridad, no por ir de “salva ballenas”, sino por puro feminismo. Aliadxs sí, pero no así.


Carlos Savoie y Magdalena Piñeyro
[Administradorxs de Stop Gordofobia].
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* Debido a posibles polémicas con el texto, escribimos este agregado: 1) nuestro artículo no es una crítica al colectivo Arketipa ni a su campaña; 2) nuestra crítica es a las personas normativas que comparten fotos en campañas por la aceptación de la no-normatividad; 3) si bien esta es la primera vez que escribimos sobre esta cuestión es algo que llevamos pensado mucho tiempo, sólo que hasta ahora no nos habíamos atrevido a expresarlo, nos faltaba el impulso; 4) ante todo planteamos una crítica constructiva a compañerxs, y esperamos que se entienda en este contexto. (18/10/2014)

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